sábado, 5 de enero de 2008

MIS TEXTOS: "UNA POLLADA"

¿Pollada o cumpleaños? ¿Pollada o cumpleaños?- me preguntaba a mí mismo.

El lugar donde se iba a realizar la pollada era más cercano, además estaba un poco cansado, así que decidí optar por la primera actividad, misma que una de mis amigas organizaba pro viaje al extranjero.

Recojo, saludo y regreso, pensé, pues generalmente eso hago cuando voy a una pollada, debo reconocer que ellas nunca han llamado mi atención, estuve a punto de coger un buzo y un par de zapatillas, pero las buenas costumbres pudieron más que la pereza y cambie de parecer.

Aproveché que estaba en la zona y compré comida para mis caracoles en una tienda de mascotas. Al llegar a la casa encontré a mi amiga cogiendo un vaso de cerveza, junto a ella estaban su enamorado y un grupo de chicas, una pequeña radio animaba la reunión. Las chicas querían fiesta y no pude retirarme Una de las chicas llamo mi atención vestía formalmente, era menuda, clara; el cabello negro, ensortijado y largo y una vocecita delgada y algo chillona. Así que decidí quedarme un ratito más.

Después de la presentación de rigor, vino el baile, tragos van tragos vienen y empezamos una animada y elevada tertulia.

- Trabajo en recursos humanos en una ONG-me contó-.-me encargó de planillas contratos, etc. Todo lo que tenga que ver con el personal.- Cuando viene la inspección me paro junto a los trabajadores, ellos me miran y contestan, ya saben que si nos multan ellos tienen la culpa y el próximo año no se les contrata- prosiguió con un tonito de seguridad, confianza y picardía.

Después de hablar de la ley de las horas extras, la figura del personal de confianza y la supervisión por parte del Estado, golpeó un asiento y me pidió que me acercara más y ocupara el lugar que nuestra amiga había dejado para atender a nuevos comensales.

Hablamos de películas, libros, del voluntariado y de su participación en el coro de su parroquia.Una nenita se acerco a nosotros, era su hija, tenía algo de cuatro años, entonces ella tomó sus cosas y empezó a despedirse.

Lamenté que se fuera, pues la charla había sido amena a más no poder, entonces ella golpeó suavemente mi rodilla y me dijo:

-Acompáñame a tomar mi carro-ni corto ni perezoso, seguí a aquellas damiselas a su paradero. Despedí a mi nueva amiga con un beso, di un suspiro y pensé en dos cosas: en el décimo mandamiento y… en asistir mas seguido a las polladas.

BETO

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