viernes, 25 de abril de 2008

UNA FRASE

"NUESTRA MISIÓN EN EL MUNDO NO ES TENER EXITO, SINO SEGUIR FRACASANDO DE BUEN HUMOR".

Robert Louis Stevenson

LITERATURA: "LA FLAUTA LLORA"

Este viejo flautista tiene calva de santo,
luenga barba apostólica y humildoso mirar,
Y en el nocturno encanto
las notas de su flauta son cual gotas de llanto,
de ese llanto que pocos sabemos derramar.
Lágrimas de la flauta callejera y errante
donde florece el mágico milagro de emoción,
la sagrada armonía, la voz alucinante
que desborda el raudal de nuestro corazón.


Han visto muchas tierras esos ojos hundidos;
terruño, amor, amigos, ya todo lo perdió,
y plañen en su flauta de añorantes gemidos
las amables memorias del buen tiempo que huyó.
¡Oh vieja flauta maga, que evoca el vago encanto
de los amores muertos y del país natal,
y a veces rompe en llanto
el melódico silbo de cristal!
Le grita la canalla: -Toca, viejo flautista-.
y él toca adolorido, con ensueño, con fe,
y solloza en su flauta toda su alma de artista
y la canalla llora y no sabe por qué. . .


La luna va vertiendo la plata de su llanto
en su barba apostólica y en su calva de santo.
Es alta noche, está la calle solitaria:
sigue el mendigo músico con su amarga canción.
Sus ojos tienen una claridad visionaria
y hay en su flauta un amplio derroche de emoción,
porque la toca sólo para su corazón;
y en la copla añorante, melancólica y leda,
plañe su vida errante, y su mala fortuna,
y por la vieja flauta, una lágrima rueda
que parece de plata al claror de la luna.

Emilio Carrere

QUÉ PASÓ ESTA SEMANA

"Si damos crédito para vivienda a terceros, ¿por qué nosotros no podemos también gozar de ese beneficio?", ese parece ser el sencillo razonamiento que tuvieron los empleados del Banco de Materiales.

Lamentablemente siguen descubriéndose casos de corrupción en las instituciones públicas, no es un problema de tal o cual gobierno, la viveza, la criollada, están enquistadas en el Estado, conviven con nosotros, son un pesado lastre que nos hemos acostumbrado llevar por siglos, pero eso debe terminar. Debemos reconocer que se han dado pasos en ese sentido, siendo la prensa la abanderada en esa lucha y el gobierno, por inercia, secundándola, tímidos pasos, pero pasos en fin.

MIS TEXTOS:"PAPI"

Así como llevamos a la tumba el recuerdo de un “amor que no fue”, todos llevamos a la tumba el recuerdo de un “cariño perruno”.

Fue un cariño a primera vista, de niño temía a la oscuridad y a dormir solo, el pequeño can terminó con mia miedos, durmiendo al pie de la cama, y muchas veces sobre ella.

Lejanos están aquellos tiempos de triciclos y primeras bicicleteadas, Papi tenía sus “puntos” entre mis compañeros de juego, a quienes correteaba según su ánimo, aunque más de una vez tuve que evitar que alguno de ellos le lanzara una piedra o lo golpeara con un palo, un pequines no impresiona mucho. También era curioso verlo enfrentar a perros mucho más grandes, claro que en esos casos siempre estuve presto a auxiliarlo.

La suerte le sonrío a mi pequeño amigo, una de sus congéneres llegó a casa, con la cual formó familia y aunque fue un “pisado”toda su vida, creo que pasó muy buenos momentos.

Pasó el tiempo, llegaron los dieciocho y en ese lapso de tiempo mi peludo amigo apareció en multitud de fotos, pero el ingreso a la universidad cambio muchas cosas, ya casi no lo veia , se le cayeron varios dientes y estaba casi ciego, al verlo tan desmejorado evoqué viejos tiempos, lo tomé en mis brazos, subí a una combi y lo llevé al parque zonal, lo dejé correr, aunque lo tuve que sacar de más de hoyo, compartimos antiguas golosinas, las que le gustaban (pastel y chupetes). Después de una tranquila mañana regresamos a casa. Demás está decir que en la combi no fuimos bien vistos, ¿habrá sido por el barro?, la señorita de lado no se quejó. Pero escuché algo que dijo un niño y tantas veces escuché en el pasado; algo que me hizo muy feliz y que habría hecho feliz a mi perro, si entendiera el lenguaje humano:
- ¡Qué bonito perro!

A las pocas semanas murió; y que me disculpe mi abuela, que falleció por esos días, pues lloré más por el perro que por ella, no recuerdo haber derramado tantas lágrimas por nadie, había muerto mi perro, fueron casi once años, se había ido lo último que me quedaba de niño.

Una noche soñé con él, sabía que era un sueño, después de subir a una montaña, lo vi correr en un hermoso valle, lo tomé fuerte y bajé con él, pero al llegar al pie de la montaña ya no estaba.

Espero verte luego amigo.

Beto

sábado, 12 de abril de 2008

UNA FRASE

"LA VERDADERA AMISTAD ES COMO LA FOSFORECENCIA, RESPLANDECE MEJOR CUANDO TODO SE HA OSCURECIDO".

Rabindranath Tagore

LITERATURA: "EL GUANTE"

En los estrados del circo
do luchan monstruos deformes,
sentado el monarca augusto
está con toda su corte.
Los magnates le rodean
y en los más altos balcones
forman, doncellas y damas,
fresca guirnalda de flores.

La diestra extiende el monarca;
ábrese puerta de bronce,
y rojo león avanza
con paso tranquilo y noble.
En los henchidos estrados
clava los ojos feroces,
abre las sangrientes fauces,
sacude la crin indócil
y en la polvorosa arena
tiende su pesada mole.

La diestra extiende el monarca;
rechinan los ferreos goznes
de otra puerta , y ágil tigre
salta al palenque veloce.
Ruge al ver la noble fiera
que en el circo precedióle
muestra la roja graganta,
agita la cola móvil,
gira del rival en torno,
todo el redondel recorre,
y aproximándose lento,
con rugido desacorde,
hace lecho de la arena
do yace el rey de los bosques.

La diestra extiende el monarca;
se abre al punto puerta doble,
y aparecen dos panteras
tintas en rubios colores.
Ven tendido al regio tigre,
y en contra raudas corren:
más el león da un rugido
y a sus pies tiéndense inmóviles

Desde la alta galería
blanco guante al sitio donde
las terribles fieras yacen,
revolando cayó entonces;
y la bella Cunigunda,
la más bella de la corte,
a un gallarde caballero
le decía estas razones:
"Si vuestro amor es tan grande
cual me juraís día y noche,
recoged el blanco guante,
como a un galan corresponde".

Silencioso el caballero,
con altivo y audaz porte,
desciende a la ardiente arena,
teatro de mil horrores;
avanza con firme paso
hacia los monstruos feroces,
y con temeraria mano
el blanco guante recoge.

Voz de júbilo y asombro
los callados aires rompe,
y damas y caballeros
aplauden al audaz joven.
Ya sube al lucido estrado,
ya está en los altos balcones,
ya se dirige a la bella,
ya con ojos seductores
Cunigunda le promete
de amor los supremos goces;
mas el altivo mancebo
grita: "Guarda tus favores";
el guante al rostro le arroja,
y huye de ella y de la corte.

Federico Schiller

QUÉ PASÓ ESTA SEMANA

Miguel Angel Cornejo, el famoso conferencista mejicano, visitó nuestro país esta semana y tuve la oportunidad de verlo.
El Estadio nacional estuvo repleto, ya no se llena ni cuando se juega el clásico Alianza - U y cada vez menos gente va a ver a la selección de futbol, no tenía donde sentarme.
Nada nuevo, las mismas frases de siempre con otro ropaje, las mismos chistes, los mismos personajes. Pero por un momento hizo que esas 40 000 almas creyeran que eran especiales, que algo mejor les esperaba, que tuvieran un sueño, por algo se empieza.
Buena, Miguel Angel.

MIS TEXTOS: "GALLOS"

Todos mis familiares quisieron sentarse juntos para realizar el viaje en bus a la segunda ciudad del país, pero no se pudo, así que mi cuñado y yo tendríamos que sentarnos con algún extraño. A él tocó un tío sin pelo que durmió casi todo el viaje, mi suerte fue distinta.

- Creo que ese es mi lugar- me dijo risueña una joven de unos veintitantos años.
- Eh, no me di cuenta, de aquí hay una buena vista- respondí.
Era cuestión de tiempo para entablar una buena conversación, pensé, el viaje duraría más de diez horas, así que habría suficiente tiempo para romper el hielo.

- Trabajo en una tienda de está ciudad, es una cadena con tiendas en varias ciudades, hacemos todo tipo de impresiones, me enviaron a la capital para asistir a charla sobre marketing- me contó.
- ¿Aprendiste mucho?, ¿te puedo tomar un examen?- le pregunté.
- Todo está en mi cuaderno- contestó mientras sonreía.
Al cabo de unos minutos ya hablábamos como buenos amigos.
- Mi padre es un artesano, has visto esas figuras de nacimiento.
- Ah y también cría gallos, tiene más de cincuenta y antes tenía más, cuando era niña, junto a mi hermano acompañábamos a mi padre al coliseo, ganaba dinero, aunque también perdía.

Me agradó escuchar la pasión y naturalidad con la que hablaba, dándome detalles de la crianza de dichos animales, empecé a recordar mi experiencia con los gallos.

En el tiempo en que se estaba construyendo mi casa, mis visitas a la ferretería se hicieron muy frecuentes, pero no crean que el servicio que prestaba a mi padre me desagradaba, todo lo contrario, aunque por distraido más de una vez perdí el dinero y me ganaba un coscorrón, la ferretería que visitaba tenía dos pisos, estaba llena de materiales y herramientas, pero lo que más me gustaba era un estante pegado a la pared lleno de gallos, el dueño era un hombre de treinta años, con la paciencia suficiente para responder todas las preguntas que un niño le pudiera hacer sobre dichos animales, disfrutaba dichas charlas.

- Señor, en mi casa también crío animales, mi corral está lleno de patos.
- ¡Qué bien!- me contestaba-.- A ellos tienes que criarlos con bastante agua- agregaba.
Mi amistad con el ferretero fue creciendo y pasó por mi mente la idea de hacer un trueque, que sucedería si le propusiera un cambio, que me diría si le propusiera cambiar uno de mis patos por una de aquellos hermosos gallos.

Lamentablemente no tuve la oportunidad de hacer dicha propuesta, mi amigo el ferretero falleció de un enfermedad, de esas que un niño no entiende aún.

Sin embargo todavía me quedaba el consuelo de ver los gallos, pero ya no pude verlos, en mi siguiente visita, la que me atendió fue su joven viuda, los gallos se habían hecho humo, no atreví a preguntar.

Al cabo de un breve tiempo, la joven viuda se comprometió nuevamente, la ferretería cerró y nunca más volví a verla.

La charla con mi bella amiga continuó durante toda la noche, casi no dormimos, fingimos estar en un campamento. Por supuesto, durante mi estancia en aquella lluviosa ciudad, volví a ver a mi nueva amiga varias veces, pero esa es otra historia.

Beto

sábado, 5 de abril de 2008

UNA FRASE

"HAY DOS MANERAS DE DIFUNDIR LA LUZ: SER LA LÁMPARA QUE LA EMITE, O EL ESPEJO QUE LA REFLEJA".

Lin Yutang

LITERATURA: "EL LOBO"

Vean ahí lo que nos refirió el viejo marqués de Arville, a los postres de la comida con que inaugurábamos aquel año la época venatoria en la residencia del barón de Ravels.
Habíamos perseguido a un ciervo todo el día. El marqués era el único invitado que no tomó parte alguna en aquella batida, porque no cazaba jamás.
Durante la fastuosa comida casi no se habló más que de matanzas de animales. Hasta las señoras oían con interés las narraciones sangrientas y con frecuencia inverosímiles; los oradores acompañaban con el gesto la relación de los ataques y luchas de hombres y bestias; levantaban los brazos, ahuecaban la voz.
Agradaba oír al señor de Arville, cuya poética fraseología resultaba un poco ampulosa, pero de buen efecto. Es indudable que habría referido muchas veces, en otras ocasiones, la misma historia, porque ninguna frase lo hizo dudar, teniéndolas todas ya estudiadas, muy seguro de producir la imagen que le convenía.
-Señores: yo no he cazado nunca; mi padre, tampoco; ni mi abuelo ni mi bisabuelo. Este último era hijo de un hombre que había cazado él solo más que todos ustedes juntos. Murió en 1764, y voy a decir de qué manera.
"Se llamaba Juan, estaba casado y era padre de una criatura, que fue mi bisabuelo; habitaba con su hermano menor, Francisco de Arville, en nuestro castillo de Lorena, entre bosques.
"Francisco de Arville había quedado soltero; su amor a la caza no le permitía otros amores.
"Cazaban los dos todo el año sin tregua, sin descanso y sin rendirse a las fatigas. Era su mayor goce; no sabían divertirse de otro modo; no hablaban de otro asunto: sólo vivían para cazar.
"Dominábalos aquella pasión terrible, inexorable, abrasándolos, poseyéndolos, no dejando espacio en su corazón para nada más.
"Habían prohibido que por ninguna causa los interrumpieran en sus cacerías. Mi bisabuelo nació mientras perseguía su padre a un zorro y, sin abandonar su pista, Juan de Arville murmuró:
"-¡Recristo! Bien pudo esperar ese pícaro para nacer a que yo termine.
"Su hermano Francisco se apasionaba aún más en su afición. Lo primero que hacía en cuanto se levantaba era ver a los perros y los caballos; luego, entreteníase disparando a los pájaros en torno del castillo hasta la hora de salir a caza mayor.
"En la comarca llamábanlos el señor marqués y el señor menor; entonces los aristócratas no establecían en los títulos -como ahora la nobleza improvisada quiere hacerlo- una jerarquía descendiente; porque no es conde un hijo de marqués ni barón un hijo de vizconde, como no es coronel de nacimiento el hijo de un general. Pero la vanidad mezquina de los actuales tiempos lo dispone así.
"Vuelvo a mis ascendientes.
"Parece ser que fueron agigantados, velludos, violentos y vigorosos; el joven aún más que su hermano mayor, y tenía una voz tan recia, que, según una opinión popular que le complacía, sus gritos agitaban toda la verdura del bosque.
"Y, al salir de caza, debieron de ofrecer un espectáculo admirable aquellos dos gigantes, galopando en dos caballos de mucha talla y brío.
"El invierno de 1764 fue muy crudo y los lobos rabiaron de hambre.
"Atacaban a los campesinos rezagados, rondaban de noche alrededor de las viviendas, aullaban desde la puesta de sol hasta el amanecer y asaltaban los establos.
"Circuló un rumor terrible. Hablábase de un lobo colosal, de pelo gris, casi blanco; que había devorado a dos niños y el brazo de una mujer; había matado a todos los mastines de la comarca y, saltando las tapias, oliscaba sin temor alguno bajo las puertas. Ningún hombre dejó de sentirlo resoplar; su resoplido hacía estremecer la llama de las luces. Invadió la provincia un pánico terrible. Nadie salía de casa de noche ni al anochecer. La oscuridad parecía poblada en todas partes por la sombra de aquella bestia...
"Los hermanos de Arville, resueltos a perseguir y matar al monstruo, dispusieron grandes cacerías, invitando a los nobles de la región.
"Todo fue inútil; ni en los bosques ni entre las malezas lo hallaron jamás. Mataban muchos lobos, pero aquél no aparecía. Y cada noche, al terminar la batida, como para vengarse, la bestia feroz causaba estragos mayores, atacando a un caminante o devorando alguna res; pero siempre a distancia del sitio donde lo buscaron aquel día.
"Entró una de aquellas noches en la pocilga del castillo de Arville y devoró los dos mejores cerdos.
"Juan y Francisco reventaban de cólera, suponiendo aquel ataque una provocación del monstruo, una injuria directa, un reto. Con sus más resistentes sabuesos, acostumbrados a perseguir temibles bestias, aprestáronse a la caza, rebosando sus corazones odio y furor.
"Desde el amanecer hasta que descendía el sol arrebolado entre los troncos de los árboles desnudos, batieron inútilmente los matorrales.
"Regresaban furiosos y descorazonados, llevando al paso las cabalgaduras por un camino abierto entre maleza, sorprendiéndose de que burlase un lobo toda su precaución y poseídos ya de una especie de recelo misterioso.
"Juan decía:
"-Esa bestia no es como las demás. Parece que piensa y calcula como un hombre.
"Y contestaba Francisco:
"-Acaso conviniera que nuestro primo el obispo bendijese una bala, o que lo hiciese algún sacerdote de la región, rogándole nosotros que pronunciase las palabras oportunas.
"Callaron y, después de un silencio, advirtió Juan:
"-Mira el sol, qué rojo. La fiera no dejará de causar algún daño esta noche.
"Apenas había terminado la frase, cuando su caballo se encabritó; el de Francisco giraba. Un matorral, cubierto de hojas marchitas, crujió, abriendo paso a una bestia enorme y gris que, saliendo rápidamente de su escondrijo, internose al punto en el bosque.
"Los dos de Arville articularon una especie de rugido que demostraba su fiera satisfacción y encogiéndose, inclinados hacia adelante, pegándose al cuello de sus briosos caballos, impulsándolos con todo su cuerpo, los lanzaron a la carrera, excitándolos, arrastrándolos, enloqueciéndolos de tal modo con las voces, con sus movimientos, con la espuela, que los hercúleos caballeros, como si un ímpetu gigantesco los condujera volando, parecían arrastrar entre las piernas a sus caballos, que iban a escape, tocando en el suelo con el vientre, haciendo crujir los matorrales y salvando las torrenteras, encaramándose por escarpadas pendientes y descendiendo por angostas gargantas. Los caballeros hacían resonar las trompas con toda la fuerza de sus pulmones, llamando a sus criados y a sus perros.
"De pronto, en aquella furiosa y precipitada persecución, tropezó mi abuelo con la cabeza en una rama que le abrió el cráneo y cayó sin sentido, mientras el caballo continuaba su carrera loca, desapareciendo en la densa oscuridad que iba envolviendo el bosque.
"Francisco de Arville paró en seco y se apeó, cogiendo en brazos a su hermano; vio que por la herida, entre la sangre, asomaba también el cerebro.
Entonces, apoyándolo sobre sus rodillas, contempló el rostro ensangrentado, las facciones rígidas, inertes, del marqués. Poco a poco un miedo lo invadió, un miedo extraño que no había sentido nunca. Temía la oscuridad, la soledad, el silencio del bosque; hasta llegó a temer que apareciera el fantástico lobo, que se vengaba de aquella persecución tenaz de los Arville haciendo morir al mayor de los hermanos.
"Espesaban las tinieblas; el frío, agudo, hacía crujir los árboles. Francisco se incorporó, tembloroso, incapaz de permanecer allí más tiempo, sintiéndose casi desfallecer. No se oía nada; ni ladridos de perros ni voces de trompa; todo estaba mudo en el invisible horizonte, y aquel silencio taciturno de una helada noche tenía bastante de horroroso y extraño.
"Alzó entre sus manos de coloso el cuerpo gigantesco de Juan, atravesándolo sobre la silla para llevarlo al castillo; montó y se puso en marcha, despacio, sintiendo una turbación semejante a la embriaguez, perseguido por espectros indefinibles y espantosos.
"De pronto, una forma vaga cruzó el sendero que la nocturna oscuridad invadía. Era la bestia. Una sacudida brusca, un verdadero espanto agitó al cazador; algo frío, como una gota de agua, se deslizó sobre sus riñones; y, como un ermitaño que ahuyenta a los demonios, el caballero hizo la señal de la cruz, desconcertado ante aquella temible aparición del espantoso vagabundo. Pero sus ojos refrescaron su memoria, presentándole a su hermano muerto; y, de pronto, pasando en un instante del miedo al odio, rugió furiosamente y espoleando al caballo lanzose tras el lobo.
"Lo siguió entre los matorrales, por las torrenteras y a través de bosques desconocidos. Galopaba con la vista penetrante, clavada en la sombra que huía; tropezaban en los troncos y en las rocas la cabeza y los pies del muerto atravesado en la silla. Le arrancaban el cabello las zarzas y salpicaba con sangre los árboles, golpeándolos con la frente; las espuelas rechinaban y hacían saltar chispas de los pedruscos.
"De pronto, la bestia y su perseguidor salieron del bosque y se lanzaron a un valle cuando aparecía la luna en lo alto del monte; un valle pedregoso, cerrado por enormes rocas. No hallando fácil salida por aquella parte, la bestia retrocedió.
"Francisco no pudo contener un alarido estruendoso de alegría, que los ecos repitieron como repiten el rodar de un trueno, y saltó a tierra empuñando el cuchillo de monte.
"La bestia, con los pelos erizados y arqueado el cuerpo, lo aguardaba. Pero antes de comenzar el combate, cogiendo el cazador el cuerpo de su hermano, lo apoyó entre unas rocas, y sosteniéndole con piedras la cabeza, que parecía una masa de sangre cuajada, le dijo a voces, como si hablara con un sordo:
"-¡Mira, Juan! ¡Mira eso!
"Y se arrojó sobre la bestia. Sentíase bastante poderoso para levantar en vilo una montaña, para triturar pedernales entre sus dedos. La bestia quiso hacer presa en él, procurando arrimar su hocico al vientre del cazador; pero éste la tenía sujeta por el cuello y la estrangulaba tranquilamente con la mano, sin acordarse del cuchillo, gozándose al sentir los ahogos de su garganta y las palpitaciones de su corazón. Reía, reía más, cuanto más apretaba; reía gritando: '¡Mira, Juan! ¡Mira eso!' Ya no hallaba resistencia: el cuerpo del monstruo cedía con blandura. Estaba muerto.
"Entonces Francisco lo alzó, y acercándose a su hermano con aquella carga inerte dejó caer un cadáver a los pies de otro cadáver, diciendo, conmovido y cariñoso:
"-Toma, Juan; tómalo; ahí lo tienes.
"Después colocó en la silla los dos cuerpos y se puso en marcha.
"Entró en el castillo riendo y llorando, como Gargantúa cuando el nacimiento de Pantagruel. Pregonaba la muerte de la bestia con exclamaciones de triunfador y gritos de gozo; refería la muerte de su hermano, gimiendo y arrancándose las barbas.
"Y, pasado el tiempo, cuando hablaba de aquella noche fatal, decía con lágrimas en los ojos:
"-¡Si al menos hubiese podido ver el pobre Juan cómo estrangulé al otro, es posible que muriera satisfecho! ¡Estoy seguro!
"La viuda educó a su hijo haciéndolo odiar la caza y ese odio se ha transmitido hasta mí de generación en generación."
El marqués de Arville había terminado. Alguien preguntó:
-Esa historia es una leyenda, ¿verdad?
Y el marqués respondió:
-Aseguro que todo es cierto, que todo ha ocurrido.
Y una señora dijo con dulzura:
-De cualquier modo, agrada oír contar que alguien se apasiona fieramente.

Guy de Mauspassant

QUÉ PASÓ ESTA SEMANA

Juan Diego Flores, el tenor peruano reconocido mundialmente, contraera matrimonio este fin de semana en la Catedral de Lima, no ha faltado por ahí, alguien que hiciera una comparación entre la novia del tenor con la princesa lady Diana, la idea no es tan descabellada, si bien es cierto en nuestro país no existe realeza desde ya varios siglos, tenemos la tendencia crear nuestro propios iconos, símbolos de elegancia, clase y éxito.LLenarlos de admiración, elogios y en algún momento, también despotricar de ellos, la ideas es tener de quien hablar.

¡Qué viva la Reyna!

MIS TEXTOS: "HACER DE NUEVO"

Hace unos días presente un trabajo escrito, requisito previo para seguir un curso de perfeccionamiento.
- Tome asiento-me dijo la coordinadora-.
- Aparte de estos requisitos necesitas presentar un trabajo escrito siguiendo estas especificaciones.
- El trabajo escrito, aquí está- respondi con seguridad y suficiencia- quería impresionar a mi nueva maestra.-Seguí los criterios que aparecian en la hoja de requisitos-continue.
Después de un breve lapso de tiempo, la coordinadora giro la cabeza de un lado a otro.
- No... debes cumplir con estas especificaciones.
-Pero revise, está parte me parece muy rescatable - varias horas me habia costado elaborar el bendito trabajo y no estaba dispuesto a que se fuera al tacho así nomás- además a mi me parecia bueno.
- Todo texto tiene algo que se puede rescatar- concluyo.

Me hizo remontar a mi época universistaria. Estaba alli parado frente al profesor Shimankuro.
- Profesor, ¡ he sacado 11 ! ¡revise!.
- El examen esta bien corregido, esa es tu nota.
Se supone que soy bueno elaborando textos, como era posible.
- Has utilizado la palabra ambivalente, ¿me puedes decir qué es ambivalente? continuo.
- Que puede puede interpretarse de dos maneras- argüi rápidamente ante ese inesperado examen oral- no me iba a dejar así nomás.
- No es exacto, se refiere a opuestos, positivo o negativo por ejemplo.
Ante semejante demostración de sabiduría, tuve que aceptar la realidad, yo no era tan bueno como había pensado, me faltaba mucho, di media vuelta y me retiré.

La coordinadora cogío un lápiz y escribió sobre mi texto algunas ideas sueltas que, según ella, me podrían servir. Nunca se termina de aprender pensé, mientras sonreía recordando el incidente con mi viejo profesor oriental.

Beto