viernes, 28 de diciembre de 2007

UNA FRASE

"SI NO PERDONAS POR AMOR, PERDONA AL MENOS POR EGOÍSMO, POR TU PROPIO BIENESTAR".

Dalai Lama

LITERATURA: "REÍR LLORANDO"

Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—el pueblo al aplaudirle le decía:«Eres el mas gracioso de la tierra y el más feliz...» Y el cómico reía.Víctimas del spleen, los altos lores,en sus noches más negras y pesadas,iban a ver al rey de los actoresy cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,llegóse un hombre de mirar sombrío: «Sufro —le dijo—, un mal tan espantosocomo esta palidez del rostro mío.»Nada me causa encanto ni atractivo;no me importan mi nombre ni mi suerteen un eterno spleen muriendo vivo,y es mi única ilusión, la de la muerte».—Viajad y os distraeréis. — ¡Tanto he viajado! —Las lecturas buscad. —¡Tanto he leído! —Que os ame una mujer. —¡Si soy amado! —¡Un título adquirid! —¡Noble he nacido!—¿Pobre seréis quizá? —Tengo riquezas —¿De lisonjas gustáis? —¡Tantas escucho! —¿Que tenéis de familia? —Mis tristezas —¿Vais a los cementerios? —Mucho... mucho...—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos? —Sí, mas no dejo que me impongan yugos;yo les llamo a los muertos mis amigos;y les llamo a los vivos mis verdugos.—Me deja —agrega el médico— perplejo vuestro mal y no debo acobardaros;Tomad hoy por receta este consejo: sólo viendo a Garrik, podréis curaros.—¿A Garrik? —Sí, a Garrik... La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa;todo aquél que lo ve, muere de risa:tiene una gracia artística asombrosa.—¿Y a mí, me hará reír? —¡Ah!, sí, os lo juro,él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?—Así —dijo el enfermo— no me curo;¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,enfermos de pesar, muertos de tedio,hacen reír como el actor suicida,sin encontrar para su mal remedio!¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora! ¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,porque en los seres que el dolor devora, el alma gime cuando el rostro ríe!Si se muere la fe, si huye la calma,si sólo abrojos nuestra planta pisa,lanza a la faz la tempestad del alma,un relámpago triste: la sonrisa. El carnaval del mundo engaña tanto,que las vidas son breves mascaradas;aquí aprendemos a reír con llantoy también a llorar con carcajadas.

Juan de Dios Peza

QUÉ PASÓ ESTA SEMANA

¿Qué pasa en el mundo?, no me refiero al cambio climático, que mal que bien es algo puede remediarse, me refiero al reciente asesinato en Pakistan de la lideresa Benazir Bhutto. Que haya sido una santa, como dicen algunos, o una corrupta como dicen otros, no es el caso. Lo que sucedió nos esta mostrando simplemente que el diálogo y la sensatez estan dando paso a la violencia y a la irracionalidad en todo orden de cosas. De qué nos sirve que la inteligencia y la creatividad del hombre se acerquen a lo divino, cuando su alma se está acercando al nivel de una bestia.

BETO

MIS TEXTOS: "CEREBRO"

Beto, Beto, no me lo vas ha creer, el Ateneo es un librería gigantesca, funciona en la estructura de un gran teatro, puedes coger los libros que quieras, sentarte y leerlos y, si quieres los compras.- También visité los bares y museos y hay un cementerio impresionante, hay mausoleos que tienen sótanos con varios niveles y en ellos se hacen misas, estos pertenenecen mayormente a empresas.Era la llamada internacional más larga que había recibido, las palabras de cerebro fluían sin cesar y desbordaban emoción.

Mi amigo trabaja en una transnacional, lo enviaron a Argentina por un tiempo y a su regreso probablemente lo envíen a Bolivia por algunos años, me apenaría mucho, pues realmente es mi amigo, tal vez el único que tenga, en ese nivel de amistad. Pero si es por su bien, me alegro.

Cerebro era y el más cuerdo de toda la patota, nos conocimos desde el primer día de clases, yo creo en el destino y me inclino a pensar que esta vida nos sirve para juntar los trozos de vidas pasadas, esos trozos son la gente que nos rodea, eso explicaría porque nos es tan fácil intimar con algunas personas.

-Beto, tu eres Patroclo y yo soy Aquiles, nos hemos vuelto ha encontrar y lo volveremos a hacer, me decía. Me agradaba escuchar eso, aunque el vivo se acomodaba, pues de alguna forma, Patroclo era el muchacho de Aquiles, pero en fin.

Cerebro, era muy tímido, siempre vestía ropa oscura y unos anteojos negros ocultaban sus ojos, estaba lleno de conocimiento, con el se podía hablar de historia geografía, literatura, ciencias oscuras, mitología, infinidad de temas. Lamentablemente muy pocos valoraban eso, claro, no era mi caso, aunque había un terreno al que yo no podía entrar, las matemáticas, siempre fueron mi cruz.

El ajedrez, también era una de sus pasiones, nos daba tanda a todos, sinceramente desde que lo conozco, mis triunfos sobre él se pueden contar con los dedos de la mano, de una mano. Con el paso de los años, llegó a ser presidente de uno de los clubes más antiguos y reconocidos de la capital.

A pesar de su capacidad, tenía problemas para expresarse, cuando exponía, parecía que alguien había encendido una radio, inmóvil y protegido por sus lentes oscuros, hablaba sin expresar ninguna emoción.Cerebro no bebía, por lo menos hasta que nos conoció, después de un examen, la patota se reunió en un bar y mientras él estaba en el baño, Ayul, ahora en Venezuela, agregó cerveza a su vaso de coca cola, ese fue el inicio, ahora no le puedo seguir el ritmo.

Tuvo una época de deportista, compró una bicicleta y empezó ha usarla para ir a la Facu, y visitar a los amigos, todo terminó, cuando un carro mando al basurero a la bicicleta y a él casi a otra vida, era curioso verlo en la Facu lleno de vendajes

.En una de nuestras tantas salidas de la Facu, al regreso de la playa, decidió declarase a una de las chicas, se nos había hecho tarde y estaba oscuro, ella bajo del bus y él con ella, le di un abrazo y le desee suerte, al día siguiente me llamó muy temprano, me pareció escuchar a un niño, la pena le duro varias semanas.

Mi madre lo quiere mucho, lo llama por su diminutivo, y el que no quiere, se deja engreír, me pone celoso, cada vez que le pasa algo importante se da su vueltita al barrio, donde mi amigo Manuel lo idolatra, por su maestría en el ajedrez.

Pasaron muchas cosas, murió su padre, terminamos la Facu, empezamos a trabajar juntos y luego por más que me insistió, decidí no seguir su camino.

Empezó a trabajar en la transnacional y cambio, se volvió arrogante y su trato a la gente se hizo más áspero, nunca lo había escuchado utilizar esas palabras y ese tono.- Es el precio del éxito.- La empresa es una jungla.- Todos quieren tu puesto- Debes golpear antes que te golpeen.-Me alegró no seguir su camino.

Pensé que nuestra amistad llegaba a su fin, pero el tiempo es un buen maestro. Hace unos días lo vi, ya dejó la arrogancia, volví a ver a mi hermano frente a mi , me trajo un Clarín y me enseñó las fotos de su viaje, en su cámara digital, volvió a encontrase con mi madre, quien volvió a llamarle…Luchito.

Lo olvidaba, ya no usa lentes oscuros y si ven bien sus ojos, verán la mirada de un niño.

BETO

lunes, 24 de diciembre de 2007

UNA FRASE

" LA VIDA ES UN HOSPITAL DONDE CADA ENFERMO ESTÁ POSEIDO POR EL DESEO DE CAMBIAR DE CAMA"

Charles Baudelaire

LITERATURA: "EN PAZ"

Artifex vitae, artifex sui
Muy cerca de mi ocaso,
yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos,
ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino,
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales,
coseché siempre rosas....
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado,
el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida,
estamos en paz!

Amado Nervo

QUÉ PASÓ ESTA SEMANA

Hace unos años conocí el Jockey Plaza, un centro comercial de primera, me sorprendió ver el tamaño, la modernidad y el lujo que ahí se mostraba. Ayer visité el centro comercial de Lima Norte, el que está a minutos de casa, el Mega Plaza, y quede atónito, ya no tiene nada que envidirle al anterior, la gente fluía como fluye el agua de un río, y aunque los precios son altos parecía una gigantesca colmena: Lima Norte sigue creciendo.

BETO

MIS TEXTOS: "SALUDO NAVIDEÑO"

Uff he recibido un montón de saludos, aunque algunos todavía no me llegan, sigo esperando. Quería escoger el mejor para intercambiarlos con ustedes, uno que tuviera un bello mensaje, uno creativo, o una que tuviera las mejores animaciones o imagen, pero pensándolo bien, no sería yo, verdad.

En una realidad como esta; donde las cosas van tan rápido, donde cada vez es más difícil expresar los sentimientos, por miedo al ridículo o por que simplemente ya no se usa; una fecha como esta es magnífica para decir cosas como estas: Me halaga conocerte o haberte conocido, tu presencia me hace feliz, me hace sentir importante el ser parte de tu vida, me agrada mucho sentarme a tu lado reír junto a ti y cruzar unas palabras y aunque no tenemos la misma sangre eres mi familia.

Además aprovecho para disculparme por el tiempo que no te di o por no corresponder como debía a tu amistad, pero como sabes Beto es un ser algo imperfecto. Feliz Navidad, que este año sea muy bueno y que la llama que Jesús encendió en nosotros perdure.

BETO

sábado, 15 de diciembre de 2007

UNA FRASE

"LA SOLEDAD ES MUY HERMOSA...CUANDO SE TIENE ALGUIEN A QUIEN DECÍRSELO".

Gustavo Adolfo Becquer

LITERATURA: "LAS RUINAS CIRCULARES"

Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche, nadie vio la canoa de bambú sumiéndose en el fango sagrado, pero a los pocos días nadie ignoraba que el hombre taciturno venía del Sur y que su patria era una de las infinitas aldeas que están aguas arriba, en el flanco violento de la montaña, donde el idioma zend no está contaminado de griego y donde es infrecuente la lepra. Lo cierto es que el hombre gris besó el fango, repechó la ribera sin apartar (probablemente, sin sentir) las cortaderas que le dilaceraban las carnes y se arrastró, mareado y ensangrentado, hasta el recinto circular que corona un tigre o caballo de piedra, que tuvo alguna vez el color del fuego y ahora el de la ceniza. Ese redondel es un templo que devoraron los incendios antiguos, que la selva palúdica ha profanado y cuyo dios no recibe honor de los hombres. El forastero se tendió bajo el pedestal. Lo despertó el sol alto. Comprobó sin asombro que las heridas habían cicatrizado; cerró los ojos pálidos y durmió, no por flaqueza de la carne sino por determinación de la voluntad. Sabía que ese templo era el lugar que requería su invencible propósito; sabía que los árboles incesantes no habían logrado estrangular, río abajo, las ruinas de otro templo propicio, también de dioses incendiados y muertos; sabía que su inmediata obligación era el sueño. Hacia la medianoche lo despertó el grito inconsolable de un pájaro. Rastros de pies descalzos, unos higos y un cántaro le advirtieron que los hombres de la región habían espiado con respeto su sueño y solicitaban su amparo o temían su magia. Sintió el frío del miedo y buscó en la muralla dilapidada un nicho sepulcral y se tapó con hojas desconocidas.El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque sí sobrenatural.

Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad. Ese proyecto mágico había agotado el espacio entero de su alma; si alguien le hubiera preguntado su propio nombre o cualquier rasgo de su vida anterior, no habría acertado a responder. Le convenía el templo inhabitado y despedazado, porque era un mínimo de mundo visible; la cercanía de los leñadores también, porque éstos se encargaban de subvenir a sus necesidades frugales. El arroz y las frutas de su tributo eran pábulo suficiente para su cuerpo, consagrado a la única tarea de dormir y soñar.Al principio, los sueños eran caóticos; poco después, fueron de naturaleza dialéctica. El forastero se soñaba en el centro de un anfiteatro circular que era de algún modo el templo incendiado: nubes de alumnos taciturnos fatigaban las gradas; las caras de los últimos pendían a muchos siglos de distancia y a una altura estelar, pero eran del todo precisas. El hombre les dictaba lecciones de anatomía, de cosmografía, de magia: los rostros escuchaban con ansiedad y procuraban responder con entendimiento, como si adivinaran la importancia de aquel examen, que redimiría a uno de ellos de su condición de vana apariencia y lo interpolaría en el mundo real. El hombre, en el sueño y en la vigilia, consideraba las respuestas de sus fantasmas, no se dejaba embaucar por los impostores, adivinaba en ciertas perplejidades una inteligencia creciente. Buscaba un alma que mereciera participar en el universo.A las nueve o diez noches comprendió con alguna amargura que nada podía esperar de aquellos alumnos que aceptaban con pasividad su doctrina y sí de aquellos que arriesgaban, a veces, una contradicción razonable. Los primeros, aunque dignos de amor y de buen afecto, no podían ascender a individuos; los últimos preexistían un poco más. Una tarde (ahora también las tardes eran tributarias del sueño, ahora no velaba sino un par de horas en el amanecer) licenció para siempre el vasto colegio ilusorio y se quedó con un solo alumno. Era un muchacho taciturno, cetrino, díscolo a veces, de rasgos afilados que repetían los de su soñador. No lo desconcertó por mucho tiempo la brusca eliminación de los condiscípulos; su progreso, al cabo de unas pocas lecciones particulares, pudo maravillar al maestro. Sin embargo, la catástrofe sobrevino. El hombre, un día, emergió del sueño como de un desierto viscoso, miró la vana luz de la tarde que al pronto confundió con la aurora y comprendió que no había soñado. Toda esa noche y todo el día, la intolerable lucidez del insomnio se abatió contra él. Quiso explorar la selva, extenuarse; apenas alcanzó entre la cicuta unas rachas de sueño débil, veteadas fugazmente de visiones de tipo rudimental: inservibles. Quiso congregar el colegio y apenas hubo articulado unas breves palabras de exhortación, éste se deformó, se borró. En la casi perpetua vigilia, lágrimas de ira le quemaban los viejos ojos.Comprendió que el empeño de modelar la materia incoherente y vertiginosa de que se componen los sueños es el más arduo que puede acometer un varón, aunque penetre todos los enigmas del orden superior y del inferior: mucho más arduo que tejer una cuerda de arena o que amonedar el viento sin cara.

Comprendió que un fracaso inicial era inevitable. Juró olvidar la enorme alucinación que lo había desviado al principio y buscó otro método de trabajo. Antes de ejercitarlo, dedicó un mes a la reposición de las fuerzas que había malgastado el delirio. Abandonó toda premeditación de soñar y casi acto continuo logró dormir un trecho razonable del día. Las raras veces que soñó durante ese período, no reparó en los sueños. Para reanudar la tarea, esperó que el disco de la luna fuera perfecto. Luego, en la tarde, se purificó en las aguas del río, adoró los dioses planetarios, pronunció las sílabas lícitas de un nombre poderoso y durmió. Casi inmediatamente, soñó con un corazón que latía.Lo soñó activo, caluroso, secreto, del grandor de un puño cerrado, color granate en la penumbra de un cuerpo humano aun sin cara ni sexo; con minucioso amor lo soñó, durante catorce lúcidas noches. Cada noche, lo percibía con mayor evidencia. No lo tocaba: se limitaba a atestiguarlo, a observarlo, tal vez a corregirlo con la mirada. Lo percibía, lo vivía, desde muchas distancias y muchos ángulos. La noche catorcena rozó la arteria pulmonar con el índice y luego todo el corazón, desde afuera y adentro. El examen lo satisfizo. Deliberadamente no soñó durante una noche: luego retomó el corazón, invocó el nombre de un planeta y emprendió la visión de otro de los órganos principales. Antes de un año llegó al esqueleto, a los párpados. El pelo innumerable fue tal vez la tarea más difícil. Soñó un hombre íntegro, un mancebo, pero éste no se incorporaba ni hablaba ni podía abrir los ojos. Noche tras noche, el hombre lo soñaba dormido.En las cosmogonías gnósticas, los demiurgos amasan un rojo Adán que no logra ponerse de pie; tan inhábil y rudo y elemental como ese Adán de polvo era el Adán de sueño que las noches del mago habían fabricado. Una tarde, el hombre casi destruyó toda su obra, pero se arrepintió. (Más le hubiera valido destruirla.) Agotados los votos a los númenes de la tierra y del río, se arrojó a los pies de la efigie que tal vez era un tigre y tal vez un potro, e imploró su desconocido socorro. Ese crepúsculo, soñó con la estatua. La soñó viva, trémula: no era un atroz bastardo de tigre y potro, sino a la vez esas dos criaturas vehementes y también un toro, una rosa, una tempestad. Ese múltiple dios le reveló que su nombre terrenal era Fuego, que en ese templo circular (y en otros iguales) le habían rendido sacrificios y culto y que mágicamente animaría al fantasma soñado, de suerte que todas las criaturas, excepto el Fuego mismo y el soñador, lo pensaran un hombre de carne y hueso. Le ordenó que una vez instruido en los ritos, lo enviaría al otro templo despedazado cuyas pirámides persisten aguas abajo, para que alguna voz lo glorificara en aquel edificio desierto. En el sueño del hombre que soñaba, el soñado se despertó.El mago ejecutó esas órdenes. Consagró un plazo (que finalmente abarcó dos años) a descubrirle los arcanos del universo y del culto del fuego. Íntimamente, le dolía apartarse de él. Con el pretexto de la necesidad pedagógica, dilataba cada día las horas dedicadas al sueño. También rehizo el hombro derecho, acaso deficiente. A veces, lo inquietaba una impresión de que ya todo eso había acontecido... En general, sus días eran felices; al cerrar los ojos pensaba: Ahora estaré con mi hijo. O, más raramente: El hijo que he engendrado me espera y no existirá si no voy.Gradualmente, lo fue acostumbrando a la realidad.

Una vez le ordenó que embanderara una cumbre lejana. Al otro día, flameaba la bandera en la cumbre. Ensayó otros experimentos análogos, cada vez más audaces. Comprendió con cierta amargura que su hijo estaba listo para nacer -y tal vez impaciente. Esa noche lo besó por primera vez y lo envió al otro templo cuyos despojos blanqueaban río abajo, a muchas leguas de inextricable selva y de ciénaga. Antes (para que no supiera nunca que era un fantasma, para que se creyera un hombre como los otros) le infundió el olvido total de sus años de aprendizaje.Su victoria y su paz quedaron empañadas de hastío. En los crepúsculos de la tarde y del alba, se prosternaba ante la figura de piedra, tal vez imaginando que su hijo irreal ejecutaba idénticos ritos, en otras ruinas circulares, aguas abajo; de noche no soñaba, o soñaba como lo hacen todos los hombres. Percibía con cierta palidez los sonidos y formas del universo: el hijo ausente se nutría de esas disminuciones de su alma. El propósito de su vida estaba colmado; el hombre persistió en una suerte de éxtasis. Al cabo de un tiempo que ciertos narradores de su historia prefieren computar en años y otros en lustros, lo despertaron dos remeros a medianoche: no pudo ver sus caras, pero le hablaron de un hombre mágico en un templo del Norte, capaz de hollar el fuego y de no quemarse. El mago recordó bruscamente las palabras del dios. Recordó que de todas las criaturas que componen el orbe, el fuego era la única que sabía que su hijo era un fantasma. Ese recuerdo, apaciguador al principio, acabó por atormentarlo. Temió que su hijo meditara en ese privilegio anormal y descubriera de algún modo su condición de mero simulacro. No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro hombre ¡qué humillación incomparable, qué vértigo! A todo padre le interesan los hijos que ha procreado (que ha permitido) en una mera confusión o felicidad; es natural que el mago temiera por el porvenir de aquel hijo, pensado entraña por entraña y rasgo por rasgo, en mil y una noches secretas.El término de sus cavilaciones fue brusco, pero lo prometieron algunos signos. Primero (al cabo de una larga sequía) una remota nube en un cerro, liviana como un pájaro; luego, hacia el Sur, el cielo que tenía el color rosado de la encía de los leopardos; luego las humaredas que herrumbraron el metal de las noches; después la fuga pánica de las bestias. Porque se repitió lo acontecido hace muchos siglos. Las ruinas del santuario del dios del fuego fueron destruidas por el fuego. En un alba sin pájaros el mago vio cernirse contra los muros el incendio concéntrico. Por un instante, pensó refugiarse en las aguas, pero luego comprendió que la muerte venía a coronar su vejez y a absolverlo de sus trabajos. Caminó contra los jirones de fuego. Éstos no mordieron su carne, éstos lo acariciaron y lo inundaron sin calor y sin combustión. Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.

Jorge Luis Borges

QUÉ PASÓ ESTA SEMANA

Se acerca Navidad, y ya empieza a escasear el dinero, bajo la puerta encontramos infinidad de propaganda de distintas tiendas comerciales, nos llaman a a casa para informarnos que podemos recoger una nueva tarjeta Visa o para decirnos que se amplia nuestra línea de crédito. ¿En que momento se perdió la Navidad?

BETO

MIS TEXTOS: "SALUD, ABUELO"

Cuando era pequeño, mi madre me llevaba a visitar al abuelo que vivía en el Rímac, recuerdo a un anciano larquilucho haciendole preguntas de escuela a un niño de cuatro años, estaba orgulloso de mi madre, de pequeña le compraba todos sus libros y alguna que otra enciclopedia, textos que mi mamá heredó y que luego terminaron en mis manos.

Mi madre fue la única de sus hijos que ingresó a la universidad y de seguro el abuelo pensaba que de tal palo debía salir una buena astilla. El abuelo pasaba horas debajo de la escalera, en largas y animadas tertulias, jugando dados con sus amigos, con unas cervezas al lado, los observaba girar los dados en un vaso, pero nunca entendí como era aquel juego. Según mi padre, el abuelo era un juerguero empedernido.

El sábado, después de muchas lunas, visite aquella casa, aquí viven ahora dos de mis tíos y toda su parentela, son los "bravos del Rímac", en la familia de mi padre es raro escuchar un ajo, pero los espinoza manejan un verbo más florido y llevan una vida más divertida.Uno de mis primos trabaja en un crucero, ya terminan sus vacaciones, así que decidimos celebrar por anticipado su cumpleaños, es uno de mis primos más queridos, es mi promoción y por ello nos entendemos muy bien. siempre que puede me acompaña en mis cumpleaños,en cambio yo, la ingratitud en persona sólo lo he visitado una vez, se lo debía.

Ver aquella casa me trajo muchos recuerdos, hubo mucha gente, muchos Espinoza, pero yo no conocía a casi nadie, vinieron los tragos, yo siempre que puedo los rehuyo, pues me conozco, pero aquel día no me importó, tome a vaso lleno con los tíos, con aquellos que bebieron con el abuelo. Las horas pasaron, un grupo criollo llegó a animar la reunión, bebí y bebí en serio. Tanto trago tuvo sus consecuencias, se suponia que iba acompañando a mis padres, al final ellos me hicieron llegar a casa a duras penas. Había olvidado el dolor de cabeza después de unos buenos tragos, pero una vez a las quinientas no hace daño, ¿verdad, abuelo?

BETO