La
vista era hermosa, un tren recorriendo
la ciudad, el viento golpeándolo todo, y nosotros como grandes pájaros, observando desde un
nido.
Se
encaramó en el muro, cruzó las piernas y se sentó frente a mí, la contemplé
unos segundos, contemplé su cabello agitado por el viento, sus vivaces ojos y
la sonrisa en su boca. Se le notaba tan calma, parecía que podía volar.
—¿En
qué andas? —pregunté.
—Ahí,
más o menos... ¿Por qué la pregunta?
—Me
pareció haber leído algo en tu muro.
—¿Sobre
qué?
—Sobre
el amor, el desamor ...
—Ja
ja ja son boberías, a veces la vida te pone en cada situación.
—Seguro
y saldrás adelante, como siempre lo haces, avísame cuando nos tomamos un trago o vamos al cine, o ambas cosas, creo
que ya nos hace falta.
—¡Sí!
Ya falta poco para las vacaciones... La próxima vez que te vea te contaré
muchas cosas.
—Espero
que sean buenas.
—Humm no
son muy buenas, pero la vida es así.
—¿Una
foto?
Beto
Beto
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