sábado, 29 de marzo de 2008

MIS TEXTOS: "EL HIJO DE BRUCE LEE"

Eso de ser el más pequeño del salón, y peor, el nuevo, es un problema. No se que tenían contra mi mis padres, pero lo hicieron, ahí estaba yo frente a un viejo profesor, junto a mi madre, dando mi primer examen de ingreso,todo por ser aún pequeño.
- Escribe papá y mamá -me decía el profesor -¿pero por qué no me pregunta algo más difícil?- pensaba yo - mi abuelo me preguntaba ya de Colón y Pizarro.
- ¿Qué animal es este?- continuaba.
- Esto es un burro- respondía yo -en realidad era un caballo, pero pertenecían a la misma familia ¿o no?Después de este ligero examen, ya estaba adentro.

El examen no me puso nervioso, más nervioso me puso el que mi madre haya soltado mi mano y por algo de media hora estuve perdido en el colegio más grande de todo el cono norte. Al final me llevaron a la Dirección, donde mi madre me recupero.Alguien por ahí me dijo que soy algo presumido (entre otras cosas), algo de cierto debe haber, pues al final del primer día de clases me la juraron para la salida y yo bocón respondí.- Ustedes a mi, ¡Eso quiero verlo!Y vi bien negro, dos me cogieron por los brazos y uno me pegó sin asco. Al final del día llegue a mi casa con pasto en la boca.

No se por qué la gente no me quería, será porqué yo tampoco los quería mucho. Así que pagaba protección, en primaría tenía mi seguridad, creo que llegue a pagar veinte centavos diarios.En la secundaria me bastó con hacerme amigo del brigadier del aula, prestarle unos cuadernos y ser su secretario.Con todos estos antecedentes decidí aprender a defenderme, en la U no sería lo mismo. Cerca de la U había un dojo de karate, me inscribí y estuve uno buenos meses, aprendí algo y además conocí a compañeros y maestros muy curiosos.
- Nosotros practicamos karate para sentirnos bien y vernos bien-decía uno, que se pasaba la mayor parte de la clase viéndose en los grandes espejos.
- ¿Qué hace UD viéndose en el espejo-decía otro, maestros tan dispares confunden.Pero el mejor y más terrible era otro que tenía la costumbre de coger un grueso garrote y ver terminar nuestra rutina de ejercicios, en aquel tiempo mejoré mucho de los bronquios .Además este maestro me confundía con otro alumno que había tenido, me llamaba por otro apellido, yo le seguía la corriente, aunque parece que el otro alumno era algo relajado, pues siempre me lo recalcaba.Llegaron los campeonatos y participe en algunos, el primero se realizó en un gran coliseo, lleve mi barra, mi cinturón blanco no impresiono mucho a mi oponente, quien parecía el hijo de Bruce Lee, era un practicante de Kung Fu y tenia una vestimenta roja con un estampado dorado de un dragón, este hizo llover sobre mi una lluvia de puñetes y patadas, la verdad en aquel momento no sentí nada, después dolió, sólo esperaba salir con el menor daño posible, por suerte las peleas son cortas.

El segundo torneo donde participe se realizó en una losa deportiva, en un barrio lejano de la ciudad, mi cinturón ya había sufrido varias mutaciones de color, ahora conseguí ganar dos peleas, ¡dos!, y quedé entre los cuatro primeros, para ser sincero tuve suerte en los emparejamientos.Ese fue mi corto paso por la defensa personal, finalmente termine aceptando mi naturaleza pacifica.
Amor y paz.

Beto

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