sábado, 1 de marzo de 2008

MIS TEXTOS: "AJEDREZ"

Se dice que lo inventaron los persas o tal vez los chinos, que en su inicio se utilizaron figuras de elefantes que luego trocaron en torres; que es pasatiempo de caballeros o tal vez de marginales.

Para una persona de contextura liviana, algo introvertida y de salud frágil; el ajedrez puede convertirse en el hobby ideal. Siempre me fascino el diseño de las fichas y el desarrollo de las partidas que aparecían en algunos diarios, por no decir uno, y ahora ninguno; pero había un “pequeño” problema, no sabía jugar.

En el salón de clase había una joven muy sencilla; pero a la vez tenia un carácter y voluntad de hierro, era huérfana de padre y su madre tenía otro compromiso. Ani vivía al sur de la ciudad y trabajaba en el puesto de un mercado, el mas grande de la zona, con parte de ese dinero ayudaba el la manutención de su hogar y el resto lo invertía en sus estudios.Ani era muy respetada en el grupo, se convirtió en nuestra jefa vitalicia.

- Consíguete un tablero, me dijo, yo te enseño.Era curioso ver a un estudiante con un gran tablero de madera dentro de su mochila, mi padre me lo hizo, los tableros portátiles no eran muy populares aún.

La sensación de ser derrotado una y otra vez por todos tus oponentes no es muy agradable, pero confirme la frase: “Con cada fracaso se aprende”,y aprendí bien y rápido.En mi barrio había un jovencito dos o tres años mayor que yo, sus padres tenían una fundición, además compraban y vendían chatarra, negocio muy rentable por cierto.Crecimos juntos, Manuel era victima de la polio, pero eso no lo amilanaba, muchas veces un balón golpeó algunas de sus muletas y lo derribaba dentro del arco que defendía. Si a mi me gustaba el ajedrez, para Manuel esto se convirtió en obsesión, podíamos jugar horas de horas y el no se cansaba, con el tiempo fuimos mejorando, la visita a la Plaza Francia y a La Colmena se hicieron inevitables.

También dentro de la universidad el deporte “pegó”,algunos comerciantes creyeron en el ajedrez, primero colocaron tableros y toldos, luego vinieron las mesas y las sillas, demasiado bueno para ser verdad, y para …durar.Vino la intervención a la universidad y “barrió” con profesores, alumnos y tableros, en el campo donde antes se jugaba ajedrez ahora se corría al escuchar las balas o el sonido de las botas.

Paso el tiempo, aunque con Abraham, vecino y compañero de carpeta en la facultad y el bus; sosteníamos duelos “titánicos” dentro y fuera de la facultad; para la mayoría de mi grupo me volví invencible. Ani ya no podía conmigo, solamente una vez e me “relajé”demasiado con ella, oportunidad que ella aprovecho muy bien ganándome, festejó como si estuviera en la gloria; sin embargo con los demás fui implacable y cruel.

Ya perdí la pasión por el ajedrez, Abraham esta “lejos”, extraño la taza de leche y las galletitas que su mamá me invitaba; y Manuel ya rompió nuestro “equilibrio estratégico”, él pasa ahora buena parte del día, y de su vida, jugando, cual caballero medieval espera en su “castillo” el paso de un posible rival a quien desafiar.

A propósito Manuel

¡¿Cuándo me devuelves el último tablero que te presté?!

Beto

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