sábado, 15 de diciembre de 2007

MIS TEXTOS: "SALUD, ABUELO"

Cuando era pequeño, mi madre me llevaba a visitar al abuelo que vivía en el Rímac, recuerdo a un anciano larquilucho haciendole preguntas de escuela a un niño de cuatro años, estaba orgulloso de mi madre, de pequeña le compraba todos sus libros y alguna que otra enciclopedia, textos que mi mamá heredó y que luego terminaron en mis manos.

Mi madre fue la única de sus hijos que ingresó a la universidad y de seguro el abuelo pensaba que de tal palo debía salir una buena astilla. El abuelo pasaba horas debajo de la escalera, en largas y animadas tertulias, jugando dados con sus amigos, con unas cervezas al lado, los observaba girar los dados en un vaso, pero nunca entendí como era aquel juego. Según mi padre, el abuelo era un juerguero empedernido.

El sábado, después de muchas lunas, visite aquella casa, aquí viven ahora dos de mis tíos y toda su parentela, son los "bravos del Rímac", en la familia de mi padre es raro escuchar un ajo, pero los espinoza manejan un verbo más florido y llevan una vida más divertida.Uno de mis primos trabaja en un crucero, ya terminan sus vacaciones, así que decidimos celebrar por anticipado su cumpleaños, es uno de mis primos más queridos, es mi promoción y por ello nos entendemos muy bien. siempre que puede me acompaña en mis cumpleaños,en cambio yo, la ingratitud en persona sólo lo he visitado una vez, se lo debía.

Ver aquella casa me trajo muchos recuerdos, hubo mucha gente, muchos Espinoza, pero yo no conocía a casi nadie, vinieron los tragos, yo siempre que puedo los rehuyo, pues me conozco, pero aquel día no me importó, tome a vaso lleno con los tíos, con aquellos que bebieron con el abuelo. Las horas pasaron, un grupo criollo llegó a animar la reunión, bebí y bebí en serio. Tanto trago tuvo sus consecuencias, se suponia que iba acompañando a mis padres, al final ellos me hicieron llegar a casa a duras penas. Había olvidado el dolor de cabeza después de unos buenos tragos, pero una vez a las quinientas no hace daño, ¿verdad, abuelo?

BETO

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