Estamos a pocos dias de cumplir un año más de nuestro Aniversario Patrio. Como ya es costumbre nuestro Presidente dirigirá un discurso al país. Generalmente en estos discursos se hablan generalidades, se presenta información favorable al gobierno y se busca ilusionar nuevamente a la población con la presentación de algunos proyectos, que se cumplan o no en la magnitud o los plazos establecidos es otro tema. Sin embargo la actual coyuntura coloca al actual presidente en una situación muy delicada.
La baja popularidad causada por su notable falta de liderazgo, la incompetencia de sus colaboradores y una actitud extrañamente tibia ante los casos de corrupción hacen que el discurso de este año marque un punto de quiebre en el rumbo de este gobierno, o levanta cabeza y logra terminar un periodo mediocre con algo de decencia o bien marca un peligroso retroceso en nuestra política y economía.
El reto no era fácil, pero parecía que tenía los argumentos para lograrlo, otra decepción más.
La baja popularidad causada por su notable falta de liderazgo, la incompetencia de sus colaboradores y una actitud extrañamente tibia ante los casos de corrupción hacen que el discurso de este año marque un punto de quiebre en el rumbo de este gobierno, o levanta cabeza y logra terminar un periodo mediocre con algo de decencia o bien marca un peligroso retroceso en nuestra política y economía.
El reto no era fácil, pero parecía que tenía los argumentos para lograrlo, otra decepción más.
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