viernes, 12 de febrero de 2016

MIS TEXTOS: "Mi asesor de tesis"



Era de noche, tal vez  las 7 u 8, para los que conocen Lima, a esa hora el tráfico no tiene nada que envidiar a uno de los suplicios que aparecen en la obra de Dante, había cruzado media ciudad para encontrarme con mi asesor de tesis,  Jorge Valenzuela, uno de los grandes escritores de nuestro país. Para los que no lo conocen un “asesor” de ese nivel  debería ser atemorizante, mas mi experiencia con el maestro fue siempre grata.

–Profesor, aquí le traigo mi último avance, el análisis de las fábulas de Mariano Melgar, me costó mucho la métrica de los poemas y también identificar las figuras literarias, pero un amigo me ayudó con esto.

—Qué bien, Humberto, has avanzado bastante —su tono de voz trasmitía reconocimiento y calidez, algo que me agradaba mucho—.  Ya nos faltaría sólo un capítulo, ¿tienes algo más para mí?

Era uno de los momentos preferidos de nuestros encuentros, mientras abría mi mochila, yo disfrutaba  la mirada expectante de mi maestro, se parecía a la mirada de un niño al verse desenvolver un regalo, una mirada que compartimos muy pocos.

—Mi cuñado es psiquiatra, profesor, y me dejó su biblioteca, el libro que le he traído hoy recopila algunas narraciones comunes de  los pacientes y posibles interpretaciones.

—¿¡Otras perspectiva!?  — exclamó.

—¿Seguro que quiere una copia?

—Claro que sí.

—Ya la saqué profesor —agregué  mientras le hacía una sonrisa cómplice.

Tuve otros asesores, pero ninguno como él  por el interés que compartíamos por los libros, en esa etapa mi tesis estuvo casi terminada, y sin darme cuenta.

Años después envié un cuento a un concurso y me di con la sorpresa de encontrarlo  en el jurado,  y aunque no gané, me contenté  con sólo hecho de que el maestro  hubiera leído mi cuento.

La lectura es un goce, una afición que compartimos muy pocos, y que no sólo consiste en leer   un libro, sino también en encontrarlo en una elegante librería, una feria o los estantes de un negocio derruido. También consiste en  cuidarlos y compartirlos con otros que viven la misma pasión.      
Beto



 

 

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