Todos tenemos una vieja cicatriz, alguna huella indeleble en
nuestra piel que nos hace evocar cada
cierto tiempo algún hecho desagradable de nuestro pasado. Un accidente,
una agresión, un infortunio son causantes de estas marcas que nos acompañarán
por siempre.
Los países también tienen de estas marcas, heridas semiabiertas que de vez en
cuando sangran. Han pasado ya seis años del llamado “Baguazo”, lamentable suceso que causó la muerte de veintitrés policías y diez civiles. Lo que inició como una protesta de los lugareños contra la
explotación de recursos naturales, escaló hasta convertirse en tragedia. Como
siempre la cuerda se rompió por el lado más débil y los grandes responsables se lavaron las manos e hicieron
borrón y cuenta nueva. ¿Acaso la incompetencia y la indiferencia no tienen responsabilidad?
Ahora que se busca reabrir el caso, se presenta la oportunidad
de corregir viejos errores y sanar viejas heridas,.... tal vez
estas feas marcas aún pueden borrarse.
Beto
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