martes, 3 de enero de 2012

MIS TEXTOS: "Las fábulas y su aproximación al lector infantil"


Cada año se publican cientos de narraciones dirigidas al público infantil, son pocas las que rompen las fronteras, las que perduran en el tiempo y las que llegan a formar parte de nuestra cultura. Este es el caso de las fábulas, relatos antiguos como la humanidad misma.

Si bien es cierto, la fábula presenta limitaciones, como su clara finalidad pedagógica,también debemos reconocer sus fortalezas, fortalezas que la han mantenido vigentes a través de tantos siglos.

Los niños, los relatos de animales y el bosque
Una de las principales características de la fábula es el estar protagonizada por animales, aunque no podemos generalizar, en un principio, era común encontrar fábulas donde participaban plantas, hombres y personajes mitológicos; sin embargo, con el correr del tiempo, aquellas, han pasado a ser protagonizadas exclusivamente por animales, y esta es una de sus fortalezas, si de niños se trata.

El animismo es un elemento en común, si buscamos establecer semejanzas entre los primeros hombres y los niños, en su afán de buscar una explicación del mundo y de su propia existencia.

Los animales se constituyeron en determinado momento, sino en seres divinos, en intermediarios entre los dioses y el hombre, adquiriendo un carácter sagrado, construyéndoseles templos, rindiéndoles culto y castigando severamente a los que se atrevían a causarles daño. Incluso ahora algunos animales conservan ese estatus. Un ejemplo claro es el del gato, animal que desde la antigüedad, ha sido venerado por multitud de pueblos tanto en Oriente como en Occidente y al que se sigue asociando con espíritus y lo sobrenatural.

El interés de los niños por lo animales es harto conocido, sobre los motivos de ese interés se han hecho muchas especulaciones.

Un elemento asociado al los animales y a la misma fábula es el campo. El lugar en el que generalmente se desarrolla la fábula es el bosque, y aunque no se describen más elementos de los necesarios para el desarrollo de la acción, dada la economía de medios del que hace uso este género, basta sólo nombrarlo, es un lugar de infinitas posibilidades, con multiplicidad de formas y colores, en él los personajes aparecen y desaparecen, entran en conflicto y se desarrolla el drama. No es necesario describirle un bosque a un niño, para él es un espacio de libertad y de juego, un lugar habitado por toda clase de criaturas, reales o fantásticas, por ende se constituye en un poderoso estímulo sensorial y emotivo.

El lenguaje de la fábula

La fábula apela a la brevedad, como relato de tradición oral se habría reducido la narración a su núcleo esquemático, prescinde de lo accesorio, descripción de personajes y escenarios. También hace uso de una estructura narrativa muy simple, inicio nudo y desenlace.

Ello lo acerca a los niños, principalmente de los más pequeños, quienes acaban de entrar en contacto con los libros y con el código escrito. Sin embargo, por más simple que pueda aparecer un texto, es muy raro que su lectura se limite al nivel literal.

Una de las características que enriquecen a una narración es la intertextualidad, la cual nos da la posibilidad de asociar y recuperar saberes previos, hacer predicciones, formular hipótesis.

Los personajes de la fábula forma ya parte de un bestiario, sus personajes poseen rasgos fijos, asociados a su carácter y constitución naturales, eso los hace funcionales, ya no es necesario describir a un lobo o a un zorro, se crea así un microcosmos, un contexto, en el que todas las fábulas se insertan perfectamente y a la vez ayudan a extender y que facilita la comprensión del niño.

La fábula y la imagen
La primera versión en lengua vulgar de las fábulas de Esopo apareció en Ulm, hacia 1480 e iba acompañada de con múltiples xilografías, ¿qué mejor que el mundo de la fábula para hacernos evocar multitud de imágenes?

Personajes mitológicos, hombres, animales parlantes interactuando en la selva o en el desierto ofrecen a la ilustración infinidad de posibilidades. Pero la ilustración va más allá de lo decorativo.

Los niños, antes de acceder al código escrito, ya manejan el lenguaje de las imágenes, los colores, las formas, y ahora texturas, ejercen sobre ellos gran interés, pues permite la recrear la narración, identificarse con los personajes y proyectase en la historia, cumpliendo incluso funciones catárticas.

El interés de los niños por las ilustraciones de animales lo invita a explorar el texto y motivando su lectura.

Como vemos la fábula seguirá vigente dentro de la literatura infantil, pues posee elementos únicos que la vinculan a los pequeños lectores.

BETO

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