viernes, 3 de septiembre de 2010

MIS TEXTOS:"LA VIGILIA"

Aquella noche, nadie podía conciliar el sueño, al amanecer empezaría la prueba, la misión era peligrosa y todos lo sabían.

Lobo subió a la Gran Roca a contemplar la luna, hacía frío, pero no importaba, le gustaba verla, desde pequeño se sintió unido a ella, la llamaba su amiga. A veces Lobo le hablaba y aunque ella no contestaba él sentía que ella lo veía y con eso bastaba, porque cuando la luna estaba llena Lobo no se sentía sólo.

—¡Hola!... vine a despedirme, aunque desde allí tú lo sabes todo. Quería estar una vez más aquí contigo. Me gusta como el viento golpea mi cara, el frío, la lluvia hummm… ¿Recuerdas la primera vez que escalé la Gran Roca? Era muy pequeño y me costó mucho trabajo subir. La vista es preciosa, ¿no crees?

—Dicen que el lugar a donde iré es muy peligroso, no temo morir, tú me conoces; temo más permanecer en mi cueva, es tan negra y tan silenciosa; pero que puedo hacer, fuera de ella me siento tan extraño, todos son tan diferentes a mí. Búho también dice que veremos animales extraños… ¡¿Habrá otros como yo?!

—Ya amanece…El bosque despierta, debo irme. Si no regreso, no te sientas triste, de seguro otro escalará la gran roca y te hará compañía, es un buen lugar… ¡Gracias por escucharme todo este tiempo!

Zorro no conseguía dormir, paraba de moverse, hablaba consigo mismo, hacia planes, cambiaba de posición, las horas pasaban y aunque sabía que debía descansar, no podía cerrar sus ojos.

“¡Ya no se porque hago esto!...No quiero ser el nuevo rey de Selva Nueva.Acaso quiero demostrales a los demás que soy mejor que ellos…¡No!...¡Qué cosas pienso!...¡Sí es eso!, Búho lo llama vanidad.
Ya no puedo echarme para atrás, pensaran que soy un cobarde.

“¡Ja ja ja! ¡Qué cosas pienso! Me siento intranquilo por que tengo miedo, es natural. Tengo defectos como cualquier otro y si hago este viaje es por la aventura, conocer nuevos lugares y criaturas, el tiempo que tenemos es corto. Las horas pasan debo tratar de dormir.

En la madriguera de Conejo las cosas no eran muy diferentes. Su familia dormía alrededor de él y lo cofortaban; sus críos estaban dormidos, no sabían lo que esperaba a su padre; su esposa, la pobrecilla, se había dormido suplicándole que desistiera; pero estaba decidido, estaba harto de escuchar que los conejos eran unos cobardes, iba a demostrarles a todos lo contrario.

2 comentarios:

guillermo MM dijo...

Solo digo Me gusta.

Anónimo dijo...

Todos tenemos algo de conejo.
Saludos