Hoy es el día de papá, nunca le pude decir viejo, soy tan formal, siempre he sido tan acartonado, hasta en eso. ¿Un recuerdo de papá?, hummmmm hay muchos, muchísimos. Tal vez aquellas largas medias negras que se ponía para jugar, sus medias de arquero, casi ya no me acuerdo, fue mi ídolo, nunca se lo dije; o claro, las numeraciones.
En la primaria de mi niñez, los profesores tenían la costumbre de dejar grandes numeraciones, yo hacía algunas, otras me las salteaba y otras, simplemente no las hacía. Pero al llegar mi padre del trabajo siempre revisaba mis cuadernos, y pobre de mí, a las buenas o a las malas debía terminarlas, aunque él a veces llegaba muy tarde, y como un niño de ocho años a eso de las doce ya tiene sueño y debía descansar, me mandaban a dormir, claro después de una fuerte llamada de atención o un sentido coscorrón.
Pero siempre, al abrir mis cuadernos en las mañanas, se hacia la magia, la gran numeración ya estaba terminada, hasta ahora me doy cuenta, era la letra de papá.
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