En los castillos de arena
que se alzan
mirando al mar,
los torreones
no tienen
cañones
para apuntar.
En los palacios de arena
donde princesas arañas
salen todas las mañanas
a cantar,
las murallas
no tienen
metrallas
para disparar.
En los fortines de arena
hechos con alegría
plena
de los niños al jugar,
las almenas
no tienen
batería
para matar.
José Hidalgo
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