jueves, 3 de febrero de 2011

LITERATURA:"EL NEGRO"

Yo sé que al abuelo no le gustó nada aquella noche en que el tío Francisco me trajo un atrapadito de trapos que se hinchaba y se movía por todos lados. Salimos corriendo por la carnicería y Paco nos regaló un cajoncito vacío de mandarinas. Primero hicimos un colchoncito de diarios y virutas, y arriba le echamos unas lanas viejas.

—Tiene quince días —me dijo el tío.
Yo le acerqué un platito con leche y empezó a sacar y entrar su lengüita redonda, ligera como una lagartija. Cuando no quiso más se sentó sobre su cola y me miró.

Te voy a llamar “Negro”, le dije; y de qué otra forma podía llamar yo a ese ovillo oscuro como el galpón de al fondo.

Así sentado, el Negrito no paraba de chillar, como yo cuando me dolía la barriga. Después, al apagar la luz de la cocina para irnos a dormir empezó a desentonar unos chumbidos cortos.

Yo escuché bien cuando el abuelo rezongó: “lo que faltaba”, y la abuela se levantó para cerrarle la puerta.

Enoy Avad

No hay comentarios: